Han pasado ya dos semanas desde que #UnAlmerienseEnHasselt pasó a ser parte del pasado. En teoría. Hace un rato, en la soledad de mi habitación, comenzaron a llegar recuerdos, y fue la primera vez desde que volví a casa que sentí nostalgia por mi tiempo en Bélgica.
Es cierto que las últimas semanas de mi erasmus no actualicé todo lo que debí este espacio, pero fue, sencillamente, porque necesitaba disfrutar de la experiencia, que se escapaba entre mis dedos, y no sentía la necesidad de plasmarlo en palabras. Tenía muy buenas intenciones, quería hablaros más en profundidad de mi vida en Hasselt, pero todo pasó muy rápido y no había tiempo para contar. Todo queda en mi cabeza, y aunque solo he plasmado un pequeño porcentaje de lo que he experimentado, espero que en el futuro sirva de ayuda a alguien, como ya ha pasado.
Mis últimas semanas en la ciudad fueron tranquilas. Terminé todo mi trabajo la primera semana de junio así que tuve mucho tiempo para disfrutar la ciudad y decirle adiós. También para conocer un poquito más el país: cuatro días antes de marchar fui por primera vez a Brujas y aproveché el viaje para ir a Ostende (ciudad playera de Bélgica). Una despedida espectacular, aunque también una semana antes decidí que no había conocido suficientes países en mi experiencia internacional, así que nos pusimos rumbo a Luxemburgo, y no me arrepiento, ya que encontré un pequeño país maravilloso, relajante y lleno de encanto.
De mi experiencia hay muchas cosas de las que me arrepiento, pero hay una de la que no: de haber vivido mi vida como he querido y sin dar explicaciones ni porqués. Es algo que os aconsejo. Cuando se está en el extranjero no se debe tener miedo a decir lo que se piensa por que pueda sentar mal a otros. Yo lo hice, y aunque me llevé algunas decepciones debo admitir que fue mi mejor decisión. Al fin y al cabo tus amistades lo deben ser por algo más que por el simple hecho de no conocer a nadie en el lugar donde residas.
Si vas a vivir próximamente una experiencia erasmus o similar, no dudes a abrirte al resto. No cometas el error de recluirte en el "gueto español" solo porque sea la forma fácil y rápida de no estar solo al principio. Los principios son duros, pero lo mejor es escoger con conciencia quien quieres que te acompañe en tus recuerdos cuando vuelvas a casa, aunque algunos, claro está, lo harán por inercia.
Esta experiencia me ha ayudado a conocerme más a mi mismo, a saber que quiero volver a vivir en el extranjero, a pensar en infinidad de cosas que rodean mi vida... Y el proceso todavía dura. Por desgracia, ahora desde casa, al menos por un tiempo... ¡Y quién sabe lo que puede venir!
Me sigo sintiendo un almeriense en Hasselt. Espero que esa sensación nunca acabe.
Es cierto que las últimas semanas de mi erasmus no actualicé todo lo que debí este espacio, pero fue, sencillamente, porque necesitaba disfrutar de la experiencia, que se escapaba entre mis dedos, y no sentía la necesidad de plasmarlo en palabras. Tenía muy buenas intenciones, quería hablaros más en profundidad de mi vida en Hasselt, pero todo pasó muy rápido y no había tiempo para contar. Todo queda en mi cabeza, y aunque solo he plasmado un pequeño porcentaje de lo que he experimentado, espero que en el futuro sirva de ayuda a alguien, como ya ha pasado.
Mis últimas semanas en la ciudad fueron tranquilas. Terminé todo mi trabajo la primera semana de junio así que tuve mucho tiempo para disfrutar la ciudad y decirle adiós. También para conocer un poquito más el país: cuatro días antes de marchar fui por primera vez a Brujas y aproveché el viaje para ir a Ostende (ciudad playera de Bélgica). Una despedida espectacular, aunque también una semana antes decidí que no había conocido suficientes países en mi experiencia internacional, así que nos pusimos rumbo a Luxemburgo, y no me arrepiento, ya que encontré un pequeño país maravilloso, relajante y lleno de encanto.
De mi experiencia hay muchas cosas de las que me arrepiento, pero hay una de la que no: de haber vivido mi vida como he querido y sin dar explicaciones ni porqués. Es algo que os aconsejo. Cuando se está en el extranjero no se debe tener miedo a decir lo que se piensa por que pueda sentar mal a otros. Yo lo hice, y aunque me llevé algunas decepciones debo admitir que fue mi mejor decisión. Al fin y al cabo tus amistades lo deben ser por algo más que por el simple hecho de no conocer a nadie en el lugar donde residas.
Si vas a vivir próximamente una experiencia erasmus o similar, no dudes a abrirte al resto. No cometas el error de recluirte en el "gueto español" solo porque sea la forma fácil y rápida de no estar solo al principio. Los principios son duros, pero lo mejor es escoger con conciencia quien quieres que te acompañe en tus recuerdos cuando vuelvas a casa, aunque algunos, claro está, lo harán por inercia.
Esta experiencia me ha ayudado a conocerme más a mi mismo, a saber que quiero volver a vivir en el extranjero, a pensar en infinidad de cosas que rodean mi vida... Y el proceso todavía dura. Por desgracia, ahora desde casa, al menos por un tiempo... ¡Y quién sabe lo que puede venir!
Me sigo sintiendo un almeriense en Hasselt. Espero que esa sensación nunca acabe.